Muchas ciudades son hostiles a las
despedidas de soltero porque las asocian a gente ruidosa y con copas de más. León, en cambio, es una ciudad turística y sabe que todos sus visitantes son igual de importantes. No habrá locales que digan que no se puede pasar. Los restaurantes saben que los grupos de despedidas son los más ruidosos, pero ¿Acaso el ruido molesta cuando es de gente pasandoselo bien?